Artículos / 11 mayo 2021

Innovación y desarrollo: las claves de la economía creativa

La ONU ha apostado por la innovación y desarrollo aplicados a la creatividad, declarando el año 2021 el año de la economía creativa. En Fundación LAB pensamos que este concepto merece espacio y reflexión. También queremos averiguar las claves de cómo este sector puede incidir positivamente en el desarrollo económico, especialmente en el ámbito de la Comunidad Valenciana. 

Después de todo, nos enfrentamos a etapas con grandes retos que tan solo podremos superar aportando imaginación. Y en ese sentido tenemos mucho que aprender del sector cultural y creativo.

Economía creativa: concepto y alcance

Cuando hablamos de economía creativa nos estamos refiriendo al amplísimo abanico de subsectores que basan su producción en la creación y el conocimiento. Nos referimos a actividades como la publicidad y la arquitectura, por citar primero las más clásicas. También a las artes, la artesanía, el diseño o la moda. Al cine, la televisión y la fotografía o al teatro, música y videojuegos.

Además, la economía creativa también incluye la publicación, la investigación y desarrollo, así como el software. Es sobre todo en estas últimas áreas donde resulta más fácil identificar el potencial de innovación y desarrollo. Eso no debe hacernos olvidar que el arte y la creatividad también tienen capacidad de incidir en las economías regionales y nacionales.

Potencial de innovación y desarrollo del sector de la economía creativa

El concepto de la economía creativa tiene su origen en el trabajo de John Howkins “La economía creativa: cómo las personas hacen dinero de las ideas”. Este autor trata de explicar que la clave del éxito económico de estados o compañías tiene mucho que ver con la capacidad de crear. 

Según su obra, las ideas tienen traducción económica, ya que se venden como producto y generan derechos de propiedad intelectual. Las claves, por tanto, residen en la capacidad de generar esas ideas, así como la de generar valor en otros ámbitos gracias a ellas.

El mundo necesita ideas creativas. Sin importar su procedencia: sector público o privado, grandes o pequeñas empresas. Después de todo, es la creatividad la madre de la innovación y desarrollo. Y la transformación digital la ha integrado en nuestras vidas, revolucionándolas.

En ese sentido, las start up son el paradigma de la creatividad en el prisma de la innovación y el desarrollo. En ellas borbotean ideas frescas, surgidas en entornos ágiles, que pueden lograr aplicaciones inesperadas.

Ejemplos de innovación y desarrollo desde el sector creativo.

¿Cuándo ha aparecido esa capacidad de innovación de la mano del sector creativo o artístico? Pensemos en el crecimiento y transformación del sector audiovisual o musical, que ha venido aparejado con la aparición de las plataformas de streaming. O en las innovaciones tecnológicas desarrolladas para hacer de un macrofestival un lugar cómodo, seguro y conectado

No nos queda más remedio que admitir que el sector cultural y artístico también es motor de esta coyuntura. Podemos añadir como ejemplo el desarrollo de las GPUs (el corazón de la tarjeta gráfica de cualquier ordenador). Estas han llegado a desarrollarse hasta límites inimaginables, tratando de satisfacer las necesidades de los creadores de videojuegos. La lista de aportaciones de la creatividad al resto de sectores probablemente sea muy difícil de completar. 

Economía creativa y crecimiento económico

Según datos de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo), la artesanía, los juegos, la moda y el sector muebles representan el 7,4% del PIB de Indonesia y ocupan al 14,3 de los empleados a nivel nacional. Y por tomar un ejemplo más cercano, UK recibió en 2017 nada menos que 101.5 mil millones de libras de las industrias creativas.

¿Y si hablamos de economía creativa y de empleo juvenil? Sin duda estamos ante una alianza que funciona. De la mano de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) tenemos la respuesta. Sabemos que existen 30 millones de empleos (a lo largo del mundo) en manos de menores de 30 y que forman parte del sector cultural y creativo.

Además, esta fuerza de trabajo y creación trae dos lecciones aprendidas de casa: son digitales y están concienciados en la sostenibilidad. 

Pero para que la innovación y desarrollo lleguen como consecuencia de la creatividad o del arte hace falta estrategia y planificación. Un ejemplo paradigmático es el de Corea del Sur, que ha conseguido construir y asentar un importante entorno creativo. En él colaboran la industria, la ciencia y la tecnología y la cultura. 

La Comunidad Valenciana, en un pasado reciente, ha sabido integrar arte y turismo, aportando un enfoque innovador a la creación de riqueza. De hecho, los sectores cultural y creativo aportan entre un 3 y un 4% del PIB de la Comunidad Valenciana. Y han llegado a alcanzar el 4,5% en lo que a empleo se refiere. 

Por tanto, es fácil llegar a la conclusión de que el sector cultural y creativo valenciano tiene todo el potencial imaginable para aportar innovación y desarrollo económico. Quizá el próximo movimiento sea lograr organizarse y dejar que las ideas empiecen a fluir y a contagiar esa creatividad a otros sectores.

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